Lenguaje corporal característico de las tres tipologías de conducta:
Para iniciar y simplificar el proceso de hacer consciente la conversación que está manteniendo nuestro cuerpo con los cuerpos que lo rodean, trabajamos grupos de gestos asociados, los más característicos y significativos de cada uno de los tres tipos de conducta. De esta forma, la atención se centra en el conjunto del lenguaje corporal y no intentamos «aprender listados de gestos aislados». Tanto cuando trabajamos en nuestro autodiagnóstico como cuando estamos observando el lenguaje corporal de otra persona y nos hacemos las tres preguntas clave, el objetivo es responder, concluir qué nos está indicando la comunicación no verbal. No se trata de intentar verlo todo de forma minuciosa.
¿RECEPTIVA? |
¿DEFENSIVA? |
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CARA Y CABEZA |
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TRONCO, POSTURA |
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MANOS Y BRAZOS |
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PIERNAS Y PIES |
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¿PODEROSA? |
¿NO PODEROSA? |
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CARA Y CABEZA |
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TRONCO, POSTURA |
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MANOS Y BRAZOS |
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¿PODEROSA? |
¿NO PODEROSA? |
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PIERNAS Y PIES |
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VOZ |
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¿HONESTA O MIENTE? |
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CARA Y CABEZA |
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TRONCO |
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MANOS Y BRAZOS |
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PIERNAS Y PIES |
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VOZ |
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El objetivo es que seas capaz de definir si tu lenguaje corporal es receptivo y abierto o defensivo y cerrado, si proyecta poder o bien sumisión y, por último, si comunica honestidad o no. De cada tipo de conducta, identificarás tus gestos más frecuentes y significativos (en el anexo I tienes una tabla que te puede ayudar).
Practicando el método que te proponemos, en cuatro o cinco semanas serás mucho más consciente de qué comunicas con tu cuerpo y será tu punto de partida para mejorar tus habilidades para relacionarte.
Lo mejor es verte en vídeo. Grábate en cualquier situación que lo permita (una reunión, una entrevista, una presentación o un encuentro familiar), y cuando analices el vídeo, primero intenta ser objetivo y no te juzgues, solo observa cómo te mueves, las posturas que haces, los gestos de las manos, los cambios en la voz y anótalo, simplemente anota lo que ves, no trates de inferir por qué lo haces.
Es recomendable ver el vídeo varias veces. Primero míralo sin sonido, para poder centrarte en lenguaje corporal, y anota lo que ves. Te sorprenderá lo que llegas a descubrir de ti mismo. Después, ya con sonido, puedes verlo centrándote cada vez en un solo aspecto; por ejemplo, primero te concentras en la voz, después en el contacto visual y las expresiones faciales y, por último, en la postura, gestos, posición y movimiento.
Una vez que tengas este primer diagnóstico, empieza un diario de tu comunicación. En general, no podemos dedicar tanta atención a nuestra comunicación a lo largo de toda una jornada laboral, pero si quieres practicar y continuar aprendiendo, selecciona una conversación o reunión cada día para concentrarte en tomar consciencia de qué gestos estás haciendo y de las reacciones que provocas en tus interlocutores, y anótalo todo en tu diario. Cada vez que observes una reacción inesperada de tu interlocutor, piensa qué puede haberla provocado.
Para trabajar con la voz, graba tu voz, lee un mismo texto dos veces con diferentes entonaciones y luego escucha la grabación. Analiza el timbre (¿es agudo o grave?). ¿La velocidad, la entonación, el volumen son congruentes con el mensaje que estoy dando o no? En el capítulo dedicado a la voz encontrarás, entre otros ejercicios, cómo ejercitar la respiración para proyectar la voz.
Existen cuatro patrones básicos de comportamiento y estilos de comunicación: dominante, influyente, sociable y cumplidor. Conocer qué estilo tienes y reconocer el de tus interlocutores supone un gran avance para mejorar tu capacidad de comunicación. La herramienta que se utiliza para ello es el test DISC u otro equivalente.
Empieza a trabajar con personas a las que conoces bien, te darás cuenta de por qué has interpretado su estado de ánimo.
Sigue el siguiente proceso:
Con la práctica, te darás cuenta de que poco a poco vas automatizando el conocimiento adquirido y casi de forma automática decides si tu interlocutor está receptivo o defensivo, y si tiene un lenguaje corporal poderoso o no. Identificar las mentiras es mucho más complejo y, en general, requiere entrenamiento específico.
Otro ejercicio es centrarte en las expresiones faciales y anotar las emociones básicas que reconoces. Pero solo la emoción, no intentes inferir la causa que ha provocado la expresión, de esta forma avanzarás más rápido en la interpretación de las expresiones.
También es muy útil mirar entrevistas en televisión, debates políticos, presentaciones y analizarlos desde el punto de vista del lenguaje corporal. Se aprende mucho mirando un vídeo primero sin sonido y luego con sonido.
El camino para controlar qué mensajes estás enviando con tu lenguaje corporal es la toma de consciencia, la concentración y la actitud.
La comunicación no verbal es espontánea, pero puedes conseguir que tu lenguaje corporal transmita una emoción determinada si te concentras en ella previamente.
Antes de cada conversación o reunión importante para ti, concéntrate en qué quieres transmitir a tus interlocutores y en tu actitud, pues es lo primero que «verán» en cuanto inicies la conversación.
Algunas técnicas:
Siguiendo el método y proceso propuesto, en cuatro o cinco semanas notarás la diferencia, sentirás que has avanzado mucho y empezarás a ver resultados positivos. Pero esto es solo el principio. Si de verdad quieres acceder a un nivel de comunicación superior, debes seguir practicando. Es como cuando se quiere ser bueno en un deporte: hacen falta horas y horas de entrenamiento para continuar mejorando.
Los conceptos trabajados son más fáciles de entender que de ejercitar, así que tómate el tiempo necesario. Es un aprendizaje gradual, y necesitas ir practicando poco a poco.