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LA CAFEÍNA DEL LIDERAZGO EN UN MUNDO «LIGHT»

El estímulo de los valores del líder en una sociedad con actitudes de bajo contenido energético

Félix Velasco



Título original: La cafeína del liderazgo en un mundo «light»

«Los pasos de los grandes líderes son como truenos que hacen retumbar la Historia. A lo largo de los siglos –desde los antiguos griegos hasta hoy, pasando por Shakespeare–, pocos temas han resultado tan fascinantes para dramaturgos e historiadores como la personalidad de los grandes líderes. ¿Qué les hace destacar? ¿Qué explica esa electricidad peculiar, indefinible, que corre de los conductores de pueblos a los pueblos guiados por ellos?»

Richard Nixon

Introducción

¿Quieres ser un líder? En caso afirmativo te diré que no eres la única persona que tiene ese sueño; aprender a liderar es la esperanza de muchos individuos que realizan cursos de management. Aunque también deberías tener claro que hay poquísimos líderes, a pesar de ser uno de los conceptos más utilizados en cualquier área de la sociedad.

A lo largo de estas páginas vamos a tratar de orientarte para que ese sueño pueda hacerse realidad, eso sí, siempre que estés dispuesto a modificar tus hábitos cotidianos y a poner tu voluntad a trabajar con empeño, decisión y constancia. ¿Lo estás?

Lee este libro con tranquilidad y sin agobios, intenta sacar las ideas que te sean más provechosas para crear o mejorar tu propio sistema de liderazgo optimizando así tu calidad de vida personal y profesional. En unos casos tendrás que hacer pequeñas rectificaciones en tu modo de comportarte y relacionarte, en otros el esfuerzo será posiblemente mayor. Ten por seguro que no te convertirás en un líder en dos días; necesitarás una total dedicación y un empeño constante, al igual que comemos todos los días o respiramos a cada instante. Pero estoy convencido de que el ser humano nace libre, responsable y sin excusas. Si quieres, puedes. ¿Te parece difícil?

Posiblemente ya lo has procurado más de una vez; tal vez ya empieces a estar harto de intentarlo, incluso puede ser que lleves «toda la vida» pretendiéndolo. Numerosas personas que han asistido a cursos impartidos por auténticos profesionales lo han conseguido; otras lo lograron durante un corto periodo de tiempo pero se cansaron del esfuerzo que supone y volvieron a sus costumbres y modos de actuación rutinarios. ¿Quieres probar?

Decía S.C. Lewis que «el futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea». No vivimos en un mundo estanco ni sólido, sino en uno tan cambiante como un líquido o un gas. Los sólidos conservan su forma, permanecen en el tiempo viviendo su presente. Los líquidos y los gases están en continua transformación, fluyen, se filtran, son imprevisibles.

«Tempus fugit, sicut nubes, quasi fluctus, velut umbra», el tiempo se escapa como una nube, como una ola, como una sombra. No se ahorra, no se guarda, solo se administra.

Los profesionales deben contemplar su futuro como una evolución permanente y constante, donde lo importante la actitud, las competencias personales y el talento. El expediente académico, aunque necesario, tendrá cada vez menos valor porque será muy difícil competir con otro profesional que sienta pasión por lo que hace y busque la excelencia.

El individuo que necesitan las empresas, según el concepto de «knowmad» creado por John Moravec, combina el «know» (conocimiento) y el «nomad» (nómada): un profesional que es valorado por su capacidad de adquirir conocimiento personal y que no tiene una edad determinada; cualquiera puede serlo siempre que reúna ciertas características: creatividad, innovación, colaboración, motivación, adaptación, flexibilidad, etc. Pero los ciclos de cambio cada vez más cortos e intensos convierten la innovación de ayer en el estándar de hoy y la obsolescencia de mañana.

Aunque tú decidas no moverte, ¡el mundo sigue girando! Así que aprovecha las oportunidades y construye tu propio futuro. El futuro llega siempre, mientras algunos se entretienen en el presente... y cada instante ya es pasado. Afirmaba Henri Lenormand que: «si las pasiones y los sueños no pudieran crear nuevos futuros, la vida sería un engaño».

En las últimas décadas han proliferado individuos sensacionalistas llegados de los lugares más recónditos de la geografía mundial, desde el Tíbet hasta el Amazonas, y que han logrado congregar a un buen número de adeptos, prometiendo éxitos para cualquier actividad imaginable: ser feliz, dirigir personas, paz interior, equilibrio emocional, comunicar, solucionar problemas... Son una especie de buhoneros del lejano Oeste que llevan en su carromato todo tipo de artículos, brebajes y pócimas capaces de aliviar o solucionar todos los males y necesidades humanas. Hay quienes han utilizado esos métodos que imparten los autodenominados «expertos en autoayuda» que pregonan lo fácil que resulta ser un líder con unos sencillos ejercicios y unas «terapias». Tanto, que no suponen esfuerzo alguno y permiten alcanzar la meta deseada muy rápidamente; algunos incluso publican manuales del tipo «sea un líder en 10 minutos» o con títulos similares. Lo que logran es parir individuos obsesivos, patológicos, autistas o sedados que se creen líderes pero que no lo son de forma auténticas. Otros prefieren sistemas muy estrictos pero que generan un efecto péndulo, pues las personas que los siguen, al ver que no funcionan adquieren hábitos opuestos y contrarios a lo que es un auténtico liderazgo; también hay quienes tratan de copiar a personas famosas o influyentes, asumiendo formas de actuar y modos de obrar que no les son propios y que los convierten en seres ridículos alejados de la realidad empresarial y social.

A pesar de los fracasos y frustraciones experimentados con muchos de estos métodos, hay personas que perseveran en su convencimiento de que el liderazgo es necesario para dirigir su empresa y su vida personal. Las organizaciones invierten una parte muy importante de sus presupuestos anuales en la formación de sus directivos tratando de que estos se conviertan en auténticos líderes, guías y ejemplo para sus subordinados. Estos esfuerzos constituyen la materia prima para construir riqueza y justicia en el siglo XXI y demuestran que su capacidad de liderazgo debería ser el conocimiento racional y no la visceralidad ni la sensiblería a la que nos tienen acostumbrado algunos.

Quienes me llaman para que imparta cursos, les haga consultoría o les facilite procesos de coaching para enseñarles a liderar demandan un sistema que no les haga actuar como «payasos» o comportarse como «tiranos», todo lo cual les hace sentir infelices y no genera ningún resultado positivo. Exigen un método que les permita encontrarse cómodos con los nuevos hábitos adquiridos, que de eso trata dirigir personas.

Con este libro ponemos a tu alcance unas reflexiones y planteamientos sobre los conocimientos, actitudes, competencias personales y el talento necesarios para que puedas establecer tu propio sistema de liderazgo conforme a tu modo de vida y a tus necesidades concretas, pues esas exigencias son distintas para cada persona y entorno.

Es probable que seas de los que han estado buscando la fórmula mágica del liderazgo. Es posible que hayas empleado dinero, tiempo y esfuerzo para conseguirla. ¡No te desanimes! Los especialistas en management ayudamos a las personas que trabajan en las organizaciones, pero naturalmente solo si estas se dejan y desean colaborar. ¡Hay que tener auténticos deseos de ser un líder! No se puede lograr el éxito sin un cierto coste y se deben realizar algunos sacrificios.

A lo largo de este libro se citan numerosas obras de autores, consultores, empresarios, historiadores, filósofos, poetas, psicólogos, estadistas, militares… Sería buena idea que las leyeses con atención, reflexión y buscando la aplicación práctica para tu caso concreto.

No soy partidario de métodos drásticos; prefiero «enseñar a aprender» intentando que las penurias del día a día sean las menos posibles sin imponer un modelo predeterminado, sino más bien modificando hábitos de vida. Además, es evidente que se necesita un cierto grado de conocimiento de la especialidad en la que se trabaja. Entonces todo será más fácil.

Nunca pido a mis clientes que alteren su rutina cotidiana ni sus trabajos habituales mientras aprenden las técnicas de liderazgo; estas no se pueden practicar en un laboratorio totalmente aséptico o en una burbuja de cristal que nos aísle de la realidad cotidiana. En cambio les hablo sobre las elecciones que tienen a su alcance y están dispuestos a convertir en realidad, les pido que asuman unos principios y valores en los que realmente crean profundamente, una especie de regla de oro que se convertirá en la esencia de su liderazgo personal.

El management se encuentra en unos momentos de intenso perfeccionamiento. Esto demanda personas especializadas en las diversas áreas, individuos competentes para amoldar los mejores instrumentos de gestión a las necesidades reales de los empresarios. En excesivas ocasiones sucede que en el trajín cotidiano en la empresa se acaba gestionando a los individuos como si fuesen máquinas. Es el momento de implantar una de las utilidades más valiosas del liderazgo: la facultad de poner en juego lo mejor de cada persona que forma la empresa.

La vida no es un proceso mecánico, no es una ciencia... es un misterio impredecible. No hay nada seguro. Está llena de incertidumbres y sorpresas, ¡esa es su belleza! Y la propia disposición de mantenerse en esa incertidumbre, y a pesar de ella, es muestra de valor y superación.

La Historia y la vida del ser humano es un gran proyecto; en ella pone su voluntad, su creatividad y su esfuerzo en superar problemas que le afligían, siendo flexible, demostrando adaptabilidad al medio hostil que lo rodeaba. Estas son cualidades que las empresas deben fomentar en sus líderes desde sus inicios.

En 1780, en Newgate, Inglaterra, se dice que por disturbios callejeros encarcelaron a William Addis. En aquella época los dientes se lavaban frotándolos con un trapo o con una tela de lino con sal u otras sustancias. Como los trapos de prisión no debían de ser muy fiables, Addis buscó un sustituto más higiénico. Se guardó un hueso de la cena y con un pequeño soborno a uno de sus guardias consiguió unas cerdas, que unió y pegó en unos agujeros hechos antes en el hueso. Al salir de prisión fundó la compañía Addis y comenzó a comercializar sus cepillos.

Sin embargo, aprender a adaptarse a los cambios, desarrollar creatividad ante los problemas, voluntad para afrontar dificultades, no son sino algunas de las características claves del líder, pues en realidad se necesitan un conjunto de aptitudes para crear una organización que de manera inteligente pueda afrontar situaciones adversas. A todos los líderes les caracteriza una preocupación por un propósito guía, una visión superior.

La esencia del liderazgo tiene que ver con las personas, su desarrollo y crecimiento individual. Su principal protagonista no son las estructuras, los planes, los recursos…; es el hombre y su planteamiento ético, profesional, social y psicológico. En consecuencia, todo líder debe tener presente que su relación es con individuos cada día más informados y mejor educados que entienden muy bien que el éxito de la organización a la que pertenecen depende en gran medida del nivel de compromiso, dedicación y capacidad profesional de quienes la integran.

La clave del management actual reside en impulsar el desarrollo humano a la par del profesional del líder y de su equipo. Una cosa es administrar y otra es liderar. Administradores hay muchos, los líderes están casi extintos. Hacen falta líderes porque apenas los hay.

En los siguientes capítulos podrás conocer las habilidades que necesita un buen dirigente, las dificultades con las que se encuentra, los motivos por los que fracasa, las tareas básicas que debe realizar... y entonces estarás en condiciones de elegir ese conjunto de principios, relacionados entre sí, que te permitirán practicar un liderazgo inteligente, teniendo presente que el líder se caracteriza por su pasión por aquello que hace. Somos el resultado de las experiencias que vivimos, la educación que nos dieron, la formación que elegimos, los libros que leemos, los lugares que visitamos, las personas con las que compartimos nuestra vida y las decisiones que tomamos.

Félix Velasco