Alexander Pope

Cantos pastorales

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Presentan dos Pastores á Damon sus
apuestas para que éste dé el premio
al que mejor cante sus amores.

M. Gamborino lo dib. y grabó




CANTOS PASTORALES.


ESCRITOS EN INGLES

POR

ALEJANDRO POPE


y traducidos del frances


POR D. GERÓNIMO VALENZUELA,
Capitan del regimiento provincial
de Jaen.


MADRID 1817
IMPRENTA de D. M. de BURGOS.


AL LECTOR.


Ofrézcote, lector amado, los Cantos pastorales de Alejandro Pope, cuyo nombre es respétado en todas las naciones civilizadas. Si sus obras maestras ofrecen pensamientos grandes é ideas sublimes y poco comunes, estos ensayos (digámoslo así) con los que principió á darse á conocer, demuestran su talento general en todos asuntos.

A los diez y ocho años de su edad dió á luz estas églogas, dignas de Virgilio y de Teócrito. El estilo de ellas es sencillo y dulce, sus imágenes risueñas y agradables, y sus expresiones llenas de gracia y de amenidad. En las Estaciones se deja ver el lenguage de los pastores con tanta naturalidad como en las incomparables églogas de Virgilio. En el Mesías se notan unas ideas sublimes, y conceptos sumamente elevados, aventajando en él á Polibio, y casi igualándose á Virglio. En el poder de la música está viéndose el efecto con tanta propiedad, que le parece á uno sentir en su pecho ó la alegría ó el entusiasmo que él pinta; y en la fábula de Orfeo está tan al vivo retratada su pasion por Eurídice, que no puede uno ménos de interesarse en el complemento de sus deseos. La descripcion del Averno aumenta el interes de esta oda, y su muerte causada por las sacerdotisas de Baco inspiran el sentimiento y el dolor. La selva de Windsor es un poema en el que estan pintadas al natural la hermosura de aquellos bosques y la delicia de la vida campestre. Sus descripciones son en tal manera risueñas y encantadoras que casi se conciben deseos de ir á habitar unos sitios tan amenos. ¿Quién no se interesará en la ninfa Lodona cuando huyendo del Dios Pan hace la súplica á Diana, y ésta la convierte en un rio, que aún lleva su nombre?

Ya he hablado del autor y de las obras que ofrezco; ahora solo me falta hablar de la traduccion. Jamás me hubiera atrevido á nombrarme traductor de Pope, si las instancias repetidísimas de un amigo que no posée ninguno de los idiomas en que está vertido, y que se entusiasmaba al oir traducir algunos párrafos, no me hubiesen obligado á ello; pero conociendo yo el poco mérito de esta traduccion, suplico á los críticos, que observen la sublimidad y la elegancia de la obra en sí, y la dificultad de pasar á otro idioma unos pensamientos tan elevados, repitiéndoles lo que he dicho á muchos amigos: "he hecho lo posible, sin perdonar trabajo para desempeñar lo que me he propuesto; y si merezco que muchos me critiquen mis pocos conocimientos para ello, algunos deben darme gracias por haberles dado á conocer, aunque mal, las producciones de un genio como Pope."


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LA PRIMAVERA, Ó DAMON.



PRIMER CANTO PASTORAL



Soy el primero que ensayo (y no me avergüenzo) el entonar canciones campestres en las felices llanuras de Windsor.

¡Hermoso Támesis![1] aléjate lentamente de tu nacimiento, mientras que canta en tus orillas la musa que inspiró á Teócrito[2]. Va á cantar las bellezas de la primavera.... Colinas de Albion[3] repetid los acentos de su voz.

¡O tú, que demasiado sabio[4] para conocer el orgullo, y demasiado bueno para ser temido, disfrutas de la gloria de ser grande, y te has manifestado superior al mundo separándote de él! permite que mi musa haga resonar una rústica flautilla, mientras que tu lira vuelva á transportarnos en dulce enagenamiento á la sombra de los bellos árboles que te vieron nacer. Del mismo modo hace el verderon, que oye y aplaude los acentos del ruiseñor, sin atreverse a cantar, hasta que éste se ha retirado á disfrutar las Malicias del reposo.

Apénas los corderos habian sacudido de sus lanas el rocío de la aurora, cuando dos pastores que el amor y las musas tenian desvelados, condujeron á un valle florido sus ganados, frescos como la mañana y hermosos como la primavera. El oriente se iba cubriendo de encarnados celages, cuando Daphnis hablo así al hermoso Strephon:

DAPHNIS.

Escucha como los pajaros con sus melodiosos gorgeos apresuran la salida de la aurora. ¿Por qué hemos de estar nosotros silenciosos cuando los acentos de la alondra resuenan en los bosques, y Filomela saluda la primavera con su canto? Por qué hemos de estar tristes, cuando el lucero de la mañana se manifiesta con tanto esplendor, y la naturaleza prodiga sus maravillas por todas partes?

STREPHON.

Cantemos pues, mientras que estos bueyes abren con tardo paso profundos surcos en la llanura. En este sitio el azafran y la violeta ostentan sus brillantes colores, y el céfiro acaricia con su soplo amoroso la rosa que acaba de abrirse. Que Damon sea el juez en nuestro certamen, y conceda el premio al que mejor cante las gracias de su pastora. La prenda de mi apuesta será este cordero que trisca cerca de la fuente, deteniéndose á cada instante para mirar su imágen en las aguas.

DAPHNIS.

Y la mia esta copa, sobre la que están grabados pámpanos y racimos entrelasados con yedra. Al rededor tiene cuatro bajos relieves, y tambien..... ¿Como se llama esta faja en que están grabados estos doce signos que se suceden con tanto órden?

DAMON.